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Brasil enfrenta una doble crisis nutricional: mientras millones sufren exclusión alimentaria, se expande un peligroso mercado negro de medicamentos para bajar de peso, según denuncian autoridades sanitarias.
El Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) reveló que el 28% de la población no puede acceder a una alimentación básica completa, situación agravada por la inflación de productos esenciales. Paralelamente, la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) alertó sobre el tráfico ilegal de fórmulas con sibutramina y anfetaminas, vendidas sin receta en redes sociales y gimnasios.
«Es un contraste dramático: familias que pasan hambre junto a personas que arriesgan su salud por estándares de belleza inalcanzables», señaló la nutricionista Carla Torres. Las autoridades iniciaron operativos contra farmacias clandestinas, pero reconocen que la demanda creciente dificulta el control.
Expertos piden políticas integrales que combatan tanto la inseguridad alimentaria como la regulación de productos cosméticos.
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