Bolivia prepara su tercera apuesta por resultados preliminares confiables en las elecciones, tras fallidos intentos en 2019 y 2020 que generaron controversia y crisis política. El nuevo sistema, implementado por el Tribunal Supremo Electoral, promete ofrecer datos en la misma noche del 17 de agosto, reforzando la transparencia y la certidumbre en un proceso clave para la democracia del país.