La campaña electoral en Bolivia estuvo marcada por una ofensiva masiva de desinformación digital que, durante más de siete meses, infectó el ecosistema informativo con contenidos falsos, manipulados y creados con inteligencia artificial, con el objetivo de distorsionar la voluntad ciudadana y alterar el curso del proceso electoral. Una exhaustiva sistematización de Bolivia Verifica reveló que cerca de siete de cada diez contenidos analizados estaban directamente relacionados con la contienda electoral, empleando tácticas sofisticadas como deepfakes, audios falsificados y el uso fraudulento de logos de medios reconocidos, principalmente en plataformas como TikTok y Facebook, donde el formato audiovisual facilitó la rápida propagación de narrativas engañosas. Figuras públicas y entidades como Samuel Doria Medina, Jorge Quiroga, Andrónico Rodríguez y el Tribunal Supremo Electoral fueron las principales víctimas de estos ataques, que incluyeron desde declaraciones inventadas hasta encuestas manipuladas, muchas de ellas generadas mediante inteligencia artificial para crear una apariencia de legitimidad.