Una familia fue víctima de una estafa con códigos QR cuando una supuesta tía de Patricia le pidió prestados 2.200 bolivianos mediante un pago vía código, y la operación se desvió a través de transferencias parciales hasta detectar que era una estafa en alza que no siempre se denuncia. Las autoridades advierten que la modalidad se intensifica a diario: en La Paz, la unidad de Cibercrimen recibe entre dos y tres denuncias diarias, mientras el 91% de las víctimas no reporta por desconfianza o desconocimiento, y la legislación actual apenas aborda estas conductas en el marco de delitos financieros.